La historia de Aragón a través de sus juderías

La historia de Aragón a través de sus juderías

Aragón es tierra de multiculturalidad. Desde antes de que Aragón existiera como tal, han vivido y habitado su territorio, íberos, romanos, musulmanes, cristianos y judíos.

Aun así, la historia no ha tratado a todos por igual, y por esa razón el próximo 18 de abril, Día Internacional de los Monumentos y Sitios, el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS) ha querido versar este día bajo el título Pasados complejos, futuros diversos.

Explican que “la conservación del patrimonio cultural requiere un examen crítico del pasado, de la misma manera que su práctica exige una provisión para el futuro. Los debates sobre la omisión y borrado de ciertas narrativas, y el privilegio de historias particulares sobre otras, han llegado a un punto crítico en los últimos años. Por lo tanto, abordar historias controvertidas implica conversaciones complejas, que eviten opiniones e interpretaciones sesgadas del pasado”.

Y para apoyar esta iniciativa queremos poner el foco en uno de esos colectivos a los que la historia no ha dado el reconocimiento que merecen y cuya presencia en Aragón fue clave en muchos momentos históricos.

El pueblo judío estuvo presente en gran parte de nuestro territorio como así lo atestiguan las múltiples juderías que encontramos en diferentes municipios de la Comunidad.

Nosotros hemos querido detenernos en tres de las más importantes de la provincia de Zaragoza para echar la vista atrás y conocer mejor esta cultura. También hemos querido destacar a ilustres judíos aragoneses que la historia no les ha dado el lugar que bien merecen.

juderia de tarazona
Fuente de la fotografía: Luis Sanz (Flickr)

Judería de Tarazona, única judería aragonesa incluida en la Red de Juderías de España

Esta judería está presente dentro de los Camino de Sefarad, de la Red de Juderías de España.

En Tarazona pueden apreciarse claramente los dos núcleos que forman la judería vieja y la judería nueva.

La vieja comprendía lo que acogen hoy las calles de los Aires, Rúa Alta, Judería, Rúa Baja y la plaza de los Arcedianos. Un entramado sinuoso de calles estrechas a cuyos extremos de las principales se ubicaban puertas como la Puerta de la Plaza Nueva (en la actual Plaza Nueva) la Porticiella (en la actual calle San Juan) y la Puerta debajo de la Zuda (frente al actual Centro de Estudios Turiasonenses).

Quizá de lo más destacado de la vieja judería son sus Casas Colgadas que dan a la Rúa Alta, calle en la que es probable que se encontrara la sinagoga y en la que vivían miembros destacados de la comunidad judía relacionados con la economía y la cultura.

Por su parte la judería nueva se crea a partir de 1440 y se ubica por la cuesta de los Arcedianos y la plaza de Nuestra Señora. Esta zona también tenía 2 puertas: Santa Ana (justo comunicando con la calle Marrodán) y la Puerta del Barrio Nuevo (en el extremo oeste de la plaza de Nuestra Señora).

La aljama de Tarazona fue una de las más prósperas de Aragón hasta que de 1484 a 1507 se instauró la Santa Inquisición y fue el final de la convivencia en la ciudad.

juderia de calatayud
Fuente de la fotografía: calatayud.es

Judería de Calatayud, la segunda más grande de Aragón

Fue una de las más notables juderías aragonesas que, como todas, vivió un periodo de esplendor y convivencia hasta el siglo XIV. En 1348 la Peste Negra merma mucho la población y empobrece a la aljama de Calatayud como también sucederá con la guerra de los Dos Pedros que castiga severamente al barrio judío.

El punto de inflexión se produce con la Conferencia de Tortosa (1412-1414), que organiza el papa Benedicto XIIII, y que se convierte en un importante debate entre representantes cristianos conversos y judíos. Una serie de sesiones que tenían como fin forzar a las autoridades religiosas judías a reconocer “errores” de su religión. Finalmente, tuvieron que firmar y se llevaron a cabo bautismos masivos y quemas de los libros judíos. De esa forma se produce la separación física de los judíos y los cristianos que terminaría por ser definitiva en 1492 cuando se les expulsa oficialmente obligándoles a convertirse o dejar sus propiedades que pasaban a manos de los cristianos.

La judería de Calatayud era amplia y se extendía por debajo del Castillo de Doña Martina y la Torre Mocha y llegaba hasta la plaza San Andrés y Barranco de las Pozas.

Se llegaron a contabilizar 7 sinagogas y varias necrópolis. Algunos de sus moradores tenían heredades relacionadas con los viñedos o con el cultivo textil del lino. Pero el grueso de los judíos desarrolló su actividad en el sector artesanal donde un 45% estaban dedicados a la confección de ropa y calzado.

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Fuente de la fotografía: daroca.es

Judería de Daroca

Daroca tuvo una comunidad judía desde su fundación. Es por ello que, en 1142, cuando Ramón Berenguer IV conquistó la población concede a través de un fuero el trato igualitario a todas las confesiones sin que los judíos tuvieran que cambiar de ubicación.

Esta comunidad residía en lo que son hoy las calles del Barrio Nuevo de Daroca. Y en torno a ellas localizaban su hospital, sinagoga, sus locales y zonas de encuentro.

Los judíos más modestos vivían en torno a la calle Hiladores y Escalerillas. En las laderas del Castillo se excavaron cuevas, algunas habilitadas como viviendas, ocupadas por las clases marginales.

Los artesanos con pocos recursos tenían sus talleres en el interior de sus viviendas mientras que los más adinerados poseían locales en la Calle Mayor. Allí se ubicaban también negocios de alimentación sujetos a las rigurosas prescripciones rabínicas.

Ilustres judíos aragoneses poco reconocidos por la historia

La formación de muchos judíos los llevó a ocupar cargos importantes y fueron personajes clave en diferentes momentos históricos.

Sucedió así con el darocense rabí Jucef Albó, líder espiritual de su comunidad y personaje clave en la Disputa de Tortosa. Tuvo que dejar Daroca y desde su exilio escribió el Sefer ha-Iqqarîm “Libro de los Principios”. Está considerado el último gran filósofo judío del Medievo.

Destaca también Luis de Santángel, Maestre Racional de Fernando el Católico, implicado en la financiación del descubrimiento de América.

Y quizá el caso más destacado sea el de Cresques Aviatar, un cirujano y oftalmólogo que operó de cataratas al rey Juan II de Aragón, padre de Fernando el Católico y lo salvó de la ceguera. Este hecho en vez de hacerse público prefirió enmascararse como “milagro” de Santa Engracia. A la que el monarca quiso dedicarle un monasterio, que años después construirían los Reyes Católicos.

Y es precisamente por todo esto por lo que el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios quiere que este año se visibilice la historia sin sesgos. Simplemente siendo conscientes de que procedemos de un rico pasado sin el que hoy no entenderíamos el presente. Donde cada comunidad fue partícipe de la historia y como tal debe ser recordada.

La riqueza cultural y patrimonial de Aragón es incuestionable y parte de ella nos la dan las juderías. Así que si queréis hacer una escapada diferente no tenéis más que perderos por las calles de cualquier judería aragonesa y observar esos vestigios de historia que han hecho de aquellos pasados complejos un futuro diverso para todos.

Y vosotros, ¿qué juderías habéis visitado en Aragón?

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